viernes, 1 de enero de 2016

5.00 A.M


Mira que no es difícil
hacer poesía
cuando las lunas de fuego incineran
con sus llamas de pasado
tus ciegos ojos
de topo.
Mi amado topo...
criatura de Dios
finito
como tu vocinglería
como tu inteligencia
como tu conciencia
como tus palabras
y aún así te atreves
a pregonar que eres el hombre
que eres tú el prototipo
oh, ciegos maestros
que de todos saben
excepto de ellos mismos;
ni de dónde vienen
ni dónde están,
ni adonde se irán…
más sin embargo
averiguarlo no es arduo
pronto estarán de regreso a casa
pronto;
y “volverán a la nada de la cual provienen”
y su legado
y sus estilísticos discursos de retórica hueca

se convertirán en polvo.




Simón Filko

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