viernes, 1 de noviembre de 2013

¿Qué queda?

El nihilismo puede parecer muy complicado porque en el entorno actual es necesario describirlo en términos de una existencia negativa y compararlo contra esto o aquello. Se trata de aceptar lo que es y trabajar dentro de ese marco para generar un estilo de vida eficaz y una perspectiva natural. Muy a menudo nuestro planeta moderno de alta tecnología nos hace creer que parece confuso y que se requiere de un especialista Alemán para analizarlo, por lo tanto debe ser complicado. Lo que digo es que no necesitas nada de esa mierda. No necesitas creer en Dios o Belcebú o cualquier otra cosa que no se pueda verificar o comprobar de ninguna forma.  No necesitas creer que el ser humano es intrínsecamente malvado o en el pecado original. Se necesita mucho esfuerzo en vano para luchar con el bien y el mal. La gente literalmente se tortura a sí misma con dilemas morales y éticos en calabozos creados por ella misma que a final de cuentas no importan. Por esta razón la filosofía nihilista da una paliza en la arena de las ideas porque sólo es una ideología de nada. Por eso me gusta llamarlo anti-ideología. Simplemente no juega con esas reglas, porque esas reglas son arbitrarias; sólo existen en el entorno mental-social. Y si otras personas quieren vivir dentro de ese mundo fantasioso de intelecto nublado y auto tortura, entonces no voy a detenerlos; que se diviertan ... aborreciendo la vida.
Es importante también darse cuenta que el nihilismo no es como cualquier otra "ideología" que establece como primicia una meta vaga en el futuro y obliga a que todo lo presente se ajuste a esa fantasía. El nihilismo está contra el orden, es lo opuesto a cualquier otra ideología y teología que busca imponer una concepción absoluta de la manera en que deben ser las cosas, ya que simplemente esa no es la manera en que funcionan las cosas. La vida no puede controlarse por una simple y confeccionada respuesta universal o construyendo un orden perfecto que durará por siempre. El nihilismo funciona con la expectativa de que el futuro y sus requerimientos siempre son desconocidos y lo que podemos hacer es prepararnos para ajustarnos al presente e intentar enfrentar cualquier reto que surja en el transcurso de la existencia; de esta manera el nihilismo no se preocupa mucho por las consecuencias como lo hace con el aquí y ahora, de aquí su propia definición.

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