viernes, 22 de marzo de 2019

Pinker y el feminismo de género. Por Pablo Malo


Algún comentario de la entrada anterior se quejaba de que no había desarrollado bien lo del feminismo de género así que en esta entrada voy a intentar explicar con más detalle los argumentos de Pinker contra el feminismo de género. Primero hay que señalar que Pinker no critica a todo el feminismo en general sino que distingue, siguiendo a Christina Hoff Sommers, dos tipos de feminismo. El primero es el feminismo de la igualdad que combate la discriminación sexual y otras formas de injusticia de las mujeres y que forma parte de la tradición liberal y humanista clásica que surgió de la Ilustración. El segundo es el feminismo de género que sostiene que las mujeres siguen estando esclavizadas por un sistema de dominación del macho, el sistema de género, y se opone a la tradición liberal clásica aliándose con el marxismo, el posmodernismo, el constructivismo social y la ciencia radical. Este último, que es el que se ha convertido en el credo de algunos programas de estudios sobre la mujer, organizaciones feministas y portavoces del movimiento de las mujeres, es el que Pinker critica porque es una razón importante de que la aplicación de la evolución, la genética y la neurociencia a la mente humana cuente con una dura resistencia en la vida intelectual moderna. También hay que decir que Pinker habla del presente en los países de nuestro entorno y no de la discriminación contra las mujeres en muchos lugares del planeta y la que ha ocurrido en tiempos pasados. No hay ninguna duda de que las mujeres se enfrentaron a una discriminación generalizada en el pasado y lo siguen haciendo hoy en algunos sectores.

Este feminismo de género se compromete con tres afirmaciones sobre la naturaleza humana:

1- Las diferencias entre hombres y mujeres no tienen nada que ver con la biología, sino que están completamente construidas socialmente.
2- Los seres humanos poseen una única motivación social, el poder, y la vida social sólo se puede entender desde el punto de vista de cómo se ejerce.
3- Las interacciones humanas no surgen de las motivaciones de las personas que se tratan entre sí como individuos, sino de las motivaciones de los grupos que tratan con otros grupos, en este caso el sexo masculino que domina al sexo femenino

Básicamente, Pinker lo que hace es esclarecer la relación entre la biología de la naturaleza humana y temas muy candentes entonces (2002), y también ahora, como la supuesta brecha salarial, la demanda de 50/50 en todas las profesiones, o la agresión sexual. Pinker defiende que mujeres y hombres no tienen unas mentes íntercambiables, que las personas tienen otros deseos que no son el poder (amor, sexo, belleza, familia, sentido de pertenencia…), y que los motivos pertenecen a las personas individuales y no a todo un grupo (el de los hombres). Yo me voy a centrar en el tema de la violación pero voy a decir algunas cosas sobre los otros temas, muy breves por razones de espacio. 

No voy a entrar en ello pero Pinker señala diferencias entre los sexos, como mayor interés de los hombres por las relaciones sexuales, su mayor tendencia a competir violentamente, mejores capacidades verbales en las mujeres y espaciales en los hombres, las niñas juegan más a imitar roles sociales y los niños a luchar, perseguirse y manipular objetos, etc. Luego defiende que estas diferencias no se deben sólo a la socialización sino que se observan en otras especies y habla de factores genéticos y hormonales, etc. Muchos de ellos están recogidos en este entrada donde se menciona el famoso caso de David Reimer y los casos de extrofia vesical que demuestran que coger a un chico y educarlo como chica no funciona. Por supuesto, ninguna de las diferencias de sexo descubiertas hasta hoy se aplica a todos los hombres y a todas las mujeres, de modo que las generalizaciones sobre un sexo siempre serán falsas respecto a muchos individuos.

También dice cosas sobre que las mujeres no elijan determinadas carreras como que una desigualdad en el resultado no se puede aducir com prueba de una desigualdad de oportunidades. Las diferencias medias en las preferencias son las que situarían a los sexos en trayectorias diferentes. Las mujeres prefieren también sacrificar ingresos económicos porque valoran más la vida familiar, estar con sus hijos y amigos y en definitiva tener una vida. Una democracia podría decidir dividir los ingresos y los empleos 50/50 entre los sexos -y obligar a que sean el mismo número de hombres y mujeres los que arreglen tuberías en una plataforma petrolífera o los que den clases en infantil u operen en neurocirugía-  pero eso tendría un coste en ambos sexos, el de impedir que hombres y mujeres realicen el trabajo que más les guste y obligarles a trabajar en lo que no  les gusta. 

Dejo de lado lo del repetido mantra de que las mujeres cobran menos que los hombres por el mismo trabajo -ampliamente refutado ya a estas alturas y que tal vez sea tema para una entrada posterior-, y voy a tratar el tema de la violación. Bien, la postura “oficial” de este feminismo es que la violación no tiene nada que ver con el sexo y que es un tema de poder. Y, unido a ello, que la violación no tiene nada que ver con el deseo sexual de un hombre individual, sino que es una táctica con la que todo el sexo masculino oprime al sexo femenino. Esta doctrina procede de Susan Brownmiller en su libro de 1975 Contra nuestra voluntad donde dice:

“Hay que situar el descubrimiento del hombre de que sus genitales podían servir de arma para generar miedo entre los descubrimientos más importantes de la prehistoria, junto con el fuego y la primera hacha de piedra rudimentaria. Creo que, desde los tiempos prehistóricos hasta la actualidad, la violación ha desempeñado un papel fundamental (…) es nada más y nada menos que un proceso de intimidación por el que todos los hombres mantienen a todas las mujeres en un estado de miedo”.

Esto derivó en el catecismo actual: la violación no es una cuestión de sexo, nuestra cultura socializa a los hombres para que violen y glorifica la violencia contra las mujeres. Vamos a ver argumentos contra la primera parte de este dogma:

  • Hay una relación compleja entre sexo y violencia y sexo y poder. Pero el hecho de que la violación tenga algo que ver con la violencia no significa que no tenga nada que ver con el sexo, del mismo modo que no podemos decir que un robo a mano armada no tenga nada que ver con el dinero y que se trata sólo de un asunto de poder…
  • Sabemos que algunos hombres utilizan la violencia para conseguir lo que quieren: secuestran niños para pedir un rescate, roban para conseguir droga u otros objetos, dejan ciega a la víctima de un atraco para que no les pueda identificar, matan a un extraño para robarle la cartera o las zapatillas…Sería un hecho extraordinario, que contradiría todo lo que sabemos de las personas, que algunos hombres no emplearan la violencia para conseguir sexo.
  • Las feministas argumentan como datos a su favor que los violadores buscan a veces mujeres mayores y estériles, que algunos padecen disfunción sexual durante la violación, que algunos obligan a realizar actos sexuales que no tiene que ver con al reproducción y que algunos emplean preservativo. La tesis no convence por dos razones: En primer lugar, estos ejemplos constituyen una minoría de las violaciones de modo que se le podría dar la vuelta a la argumentación y afirmar que en la mayoría de las violaciones existe una motivación sexual. Pero es que, además, todo eso que señalan ocurre también en el sexo consentido, de modo que la tesis lleva al absurdo de que el propio sexo nada tiene que ver con el sexo.
  • Pensemos en el caso de una violación en el contexto de una cita. La pareja sale, va a la discoteca, toman algo y acaban en el apartamento de uno de los dos. La chica en un momento dado dice no y el chico la viola. ¿Cómo lo explicamos? ¿Al principio el chico quería sexo y cuando la chica dice no pasa a querer poder? ¿Quería poder desde el principio? ¿o quería sexo desde el principio?
  • La violación existe en muchas especies del reino animal y en todas las sociedades humanas.
  • Generalmente, los violadores aplican la fuerza necesaria para coaccionar a la víctima a tener relaciones sexuales. Pocas veces provocan heridas graves o fatales. Sólo el 4% sufre heridas graves y muere menos de una de cada quinientas.
  • Las víctimas de violación se encuentran en la mejor edad para la reproducción de las mujeres (15-35 años) edad en al que son más atractivas para los hombres. La distribución por edad es muy distinta a la de las víctimas de otros delitos violentos.
  • Se calcula que un 5% de las víctimas de violación quedan embarazadas y en otros tiempos serían más. Brownmiller dice que las teorías biológicas de la violación son descabelladas porque “desde la perspectiva de la estrategia reproductora, las eyaculaciones al azar del violador que no realiza más que un acto sexual son una especie de ruleta rusa comparadas con el apareamiento consentido prolongado”. De acuerdo, pero el apareamiento consentido prolongado no es una opción para todos los machos y algo es mejor que nada. La selección natural puede operar con pequeñas ventajas reproductoras de hasta un 1%.


Vamos a ver ahora argumentos contra la segunda parte del dogma, la de que es un acto colectivo de todos los hombres y que se glorifica la violación en nuestra cultura. 

  • El violador se arriesga a que le maten los familiares de la víctima o a ir muchos años a la cárcel, ¿realmente los violadores asumen estos riesgos como sacrificio altruista en beneficio de los miles de extraños que constituyen el sexo masculino?
  • En la mayoría de casos y lugares al violador se le trata como la escoria.Incluso en las cárceles hay que protegerlos del resto de los presos. Si la teoría feminista fuera verdad se les recibiría como héroes.  
  • Hay un hecho elemental: los hombres tienen madre, hijas, hermanas y esposas que les importan mucho más que el resto de los hombres. Como señala la feminista de la equidad Wendy McElroy, la teoría feminista sostiene que “hasta el marido, el padre y el hijo más cariñosos y tiernos son beneficiarios de la violación de la mujer que aman. Ninguna ideología que haga tan viles acusaciones contra los hombres como clase puede curar mis heridas. Sólo puede provocar una reacción de hostilidad”.
  • La violación está castigada en todas las sociedades. Si fuera una táctica de los hombres ¿para qué la iban a convertir en un delito? 

Que existan violaciones es tanta prueba de que existe una cultura de la violación como que existan robos, homicidios o suicidios es prueba de que vivimos en una cultura del robo, del homicidio o del suicidio. Llevando las cosas al absurdo y aplicando la propia teoría de las feministas de género de que todo es una construcción social, los hombres habrían tenido otra opción, y esto es reflexión mía no de Pinker. Si todo es una construcción social, el dolor por ser víctima de una violación también sería una construcción social así que los hombres sólo tendrían que cambiar la socialización y educar por ejemplo a las mujeres para que accedan a tener relaciones sexuales con cualquier hombre que se lo pida. Pero esto tiene, entre otros, un problema, la naturaleza humana y una cosa que se llama selección sexual. Como explican Thornhill y Palmer, en todo el reino animal las hembras se resisten al sexo obligado. La violación subvierte la capacidad de decisión de la hembra, el núcleo del omnipresente mecanismo de la selección sexual. Una hembra, al escoger al macho con el que aparearse y las circunstancias en que hacerlo, puede elevar al máximo las probabilidades de que su hijo tenga unos buenos genes. Como dicen Tooby y Cosmides, este cálculo evolutivo explica por qué las mujeres evolucionaron para ejercer el control sobre su propia sexualidad, sobre las condiciones de las relaciones y sobre las decisiones de qué hombres van a ser los padres de sus hijos. Se resisten a ser violadas y sufren cuando tal resistencia fracasa, porque se les ha usurpado el control sobre sus propias decisiones y sus relaciones sexuales.

Todo esto tiene implicaciones de cara al estudio y tratamiento de la violencia sexual. Ya no es “sexualmente correcto” realizar estudios sobre las causas de la violación (o de otro tipo de violencia) porque -como sabe cualquier persona que piense como se debe- sólo existe una causa: el patriarcado. Y ello va a repercutir en los consejos que se dan a las mujeres y en los tratamientos para los violadores. En algunos programas se les da charlas a los violadores sobre el patriarcado, el heterosexismo y las conexiones entre la violencia doméstica y la opresión racial. Un mal diagnóstico lleva a un mal tratamiento.

Resumiendo la postura de Pinker, el feminismo como movimiento a favor de la igualdad política y social es importante, no así el feminismo como camarilla académica entregada a doctrinas excéntricas sobre la naturaleza humana. Eliminar la discriminación contra las mujeres es importante, no así pensar que hombres y mujeres nacen con unas mentes indistinguibles. La libertad de decisión es importante, no así asegurar que las mujeres constituyan exactamente el 50% en todas las profesiones. Y eliminar las agresiones sexuales es importante, pero no así defender la teoría de que los violadores desempeñan su papel en una vasta conspiración masculina.

Fuente: https://evolucionyneurociencias.blogspot.com


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