Hoy, 25 de septiembre, se cumple un nuevo aniversario de la muerte de Alejandra Pizarnik.
Tenía 36 años. Era lunes en 1972. Era un tarro naranjado, decía Seconal en el papel blanco que tenía adherido, un barbitúrico que deprime la actividad cerebral y se usa en el tratamiento de la angustia y la ansiedad, inhibe el sistema nervioso. Tomó 50 pastillas el 25 de septiembre después de un fin de semana en el que había salido con permiso del hospital psiquiátrico de Buenos Aires, donde se hallaba internada a consecuencia de su cuadro depresivo y tras dos intentos de suicidio.
La muerte se le fue imponiendo como vía de superación de la miseria de existir. Ella fue su poesía.
Tenía 36 años. Era lunes en 1972. Era un tarro naranjado, decía Seconal en el papel blanco que tenía adherido, un barbitúrico que deprime la actividad cerebral y se usa en el tratamiento de la angustia y la ansiedad, inhibe el sistema nervioso. Tomó 50 pastillas el 25 de septiembre después de un fin de semana en el que había salido con permiso del hospital psiquiátrico de Buenos Aires, donde se hallaba internada a consecuencia de su cuadro depresivo y tras dos intentos de suicidio.
La muerte se le fue imponiendo como vía de superación de la miseria de existir. Ella fue su poesía.
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